prosa V

El inicio de la linea de contrabajo es una fórmula rítmica suave a la que se le van añadiendo los metales y el batería marca suavemente los tiempos provocando la ansiedad antes de una explosión de cloratita. El batería no aguanta más y comienza a destrozarlo todo, el contrabajista hace caso omiso a su compañero y continua construyendo su melodía sumándole unas pocas notas más cada vuelta, introduciendo nuevos juegos rítmicos sin alejarse de la fórmula inicial. El pianista parece buscar la cadencia perfecta que equilibre la locura del batería con la tranquilidad del contrabajista y utiliza los voicings que conoce mientras la mezcla de estos van creando algunos nuevos, la trompeta guía al pianista mientras el saxofonista decide aliarse con el batería en contra del contrabajista que aun no ha querido seguirlos en el camino de la locura y les parece decir “no os quiero seguir, quiero que esto salga bien, mientras que yo mantenga mi ritmo el edificio no se destruirá, continuad en vuestra caída, yo intentaré salir vivo” Y un coro tras otro el trompeta calla y los mira, los ve rasgarse, destrozando las leyes del buen gusto hasta que se da cuenta del cansancio del contrabajo y la pérdida del pianista y decide ayudarles, repitiendo una y otra vez la melodía con la que el contrabajista dio inicio a este guión no escrito, obligando al rebelde saxofonista y al infantil batería a seguirlo cesando en el empeño de destruir el edificio al que todos deben volver.

Comentarios

Sr. Curri ha dicho que…
El contrabajista es mamá. Marca el ritmo y le dice a los niños dónde está la casa.
¿Qué tocabas tú?

Como Borja ha dejado de escribir en su blog, he cambiado mi link por otro en el que sale él. Échale un vistazo.

Espero que te lo pases bien en tus viajes.
Un abrazo,
Sr.C
María Ruiz de Apodaca ha dicho que…
Parece que no soy la única en punto muerto. Tú tampoco escribes desde mayo...Claro, tanto atravesar tiempos, de Italia a la alborotada rutina cotidiana, de la entropía de las horas al desorden de las ciudades...Y yo, aquí, prometiéndote un email, prometiéndole uns líneas a mis cahiers, y sin tiempo, me entretengo "comentando".

Mil besos, querido

te escribiré y me escribiré, C'est promis, pero cuando acaban los dichosos exámenes

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